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La cremación a través de la historia

La cremación, es decir, la incineración del cuerpo del difunto, es una de las prácticas funerarias más antiguas de la humanidad. Registros arqueológicos dan cuenta de ceremonias y ritos en torno al fuego para despedir a los muertos desde tiempos prehistóricos. Con el paso de los siglos, esta tradición se ha ido transformando y adoptando por numerosas culturas, religiosidades e idiosincrasias.

Orígenes en la Antigüedad

Los vestigios más remotos de cremaciones ritualizadas se remontan al año 6000 a. C. en el territorio que actualmente comprende países como Hungría, República Checa, Polonia y zonas de Asia Central. Distintos pueblos que habitaban Europa del Este y el norte del subcontinente Indio realizaban la incineración de sus muertos, así como ceremonias dedicadas al culto del fuego.

Otras civilizaciones antiguas que recurrieron regularmente a la cremación fueron la Hindú, la griega, la romana, los pueblos germánicos, los escandinavos, etc. Básicamente se buscaba liberar el alma del difunto de su cárcel corporal a través de las llamas para asegurar su tránsito al más allá. Los propios budistas e hinduistas conservan hasta hoy la tradición.

Edad Media y prohibición religiosa

Con la progresiva adopción del cristianismo en el continente europeo desde los primeros siglos de nuestra era, la incineración entró en franca decadencia, sobre todo a partir del siglo VIII. La razón era netamente espiritual: la doctrina cristiana condenaba las cremaciones porque impedían la resurrección del cuerpo tras el día del Juicio Final.

El catolicismo impuso durante toda la Edad Media y el Renacimiento el rito inhumatorio como única forma válida de disposición del cadáver. Esto se vio reforzado por el rechazo al fuego manifestado por la religión hebrea. Recién en 1963 el Vaticano levantaría formalmente la prohibición hacia la cremación, pero aún con reparos.

Resurgimiento moderno por razones prácticas

Habría que esperar hasta fines del siglo XIX para que la cremación resurja con fuerza en Europa y América, impulsada principalmente por argumentos sociales y prácticos relativos a la salubridad pública. El rápido crecimiento de las grandes urbes industrializadas, con cementerios saturados, epidemias frecuentes y las nuevas corrientes higienistas, fueron undermining the preeminencia del rito inhumatorio.

Así, en 1869 se funda el primer crematorio moderno en Italia, al que siguieron el de Inglaterra en 1885 y el mítico Père Lachaise de París en 1887. Para 1910 la cremación era una realidad en numerosos países y había llegado para quedarse.

Situación mundial actual

En la actualidad, cerca de un cuarto de la población mundial elige o permite socialmente la cremación tras la muerte. Los países con mayor tasa son India, Nepal, Japón, Taiwán, Estados Unidos, Australia y los de Europa Occidental, donde supera el 50% de funerales. Se espera que esta tendencia histórica al alza se mantenga e incluso se duplique para el año 2070.

La cremación ha recorrido un largo trayecto a lo largo de la historia, desde sus orígenes ancestrales vinculados al culto del fuego purificador, hasta su prohibición temporal y posterior resurgir como ritual funerario eficiente, práctico y menos oneroso para despedir a nuestros muertos.